7 sept 2011

Tú Eres El Imperio (pedazo)

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A partir de la luz
y la lluvia de estragos que caen
desde el cielo y el horizonte, tú eres el imperio.


La luz atraviesa lo nublado sedándome desde encima
pasa por el horizonte limpia hasta acá
lloviendo en mis ventanas
cortándome la vista como vidrio
recordándome los cadáveres de la memoria
que alimentan los gusanos del hastío
el pasto del enloquecimiento
la hoja de la desaparición.

La luz que llega es suficiente para juzgarme
como fracaso y sobresalto
como instante.
Querer acarrear el cielo hasta el mar
en un canasto lívido de cansancio.
Querer mentir para salvarse,
decir me muero por ti sin un plan de muerte.
Entrar cantando en mil bares sin reírse.
Murmurarle a los recién nacidos canciones persas sin maldecir
más tarde.
Pasar por ahí sin pensar en algo
Pasar con la certeza de estar pasando a mejor vida.

Hoy la pregunta es más grande y dañina
se me van las mujeres y las frazadas,
amanece demasiado temprano,
no me atrevo a despertar de nuevo.
Los ojos se me pegan y entumecen,
el sueño se me ofrece,
pero me aferro a la mirada amoratada.

Cada vez más blanco, siempre la palidez y no el brillo.
La luz cruje en las gotas que dejó en las hojas la lluvia de ayer.
La silueta de la ciudad viene a reemplazar todas las furias.
El tráfico es poco todavía pero ya tan violento y nervioso.

Si a la ciudad le falta sangre es porque a la gente le falta derramarla.

Esas venas no son de piedra.

El misterio es la asfixia de la libertad,
la que ella lleva a los cráneos retraídos,
la que ella lleva consigo, con las ranas y los grillos,
con la luna y los aullidos de los perros del barrio.

Este día hecho de tarde.
La noche el jamás abandonarme.
El fierro de los estertores;
la cuna del despertar.
La noche será unos muslos afilados,
un trato con la traición.
Traiciono la oferta de mi sueño
por el desprecio a despertar.

Muy oscuro, demasiado oscuro.

Esas pastillas te dejan tremenda,
equilibrada y optimista
aunque en la cama indispuesta.
Está bien, no estamos juntos,
puedes dejar a un lado el sexo
y flotar decidida en la carrera de la productividad.
Las penas y los péndulos no te abandonarán.
Lo escondido y lo estancado pasarán a ser más ciertos.
No todos los nidos dan nacimientos.

¡Que grave es confundir una forma de ser con una enfermedad!


Que hermoso;
los cerros son moretones
las nubes acarrean entre ellas pedazos de cielo
la procesión pura de un ejercito lívido y
lúgubre se me antoja, pero no teñiré
de penas este hueco
entre una y otra angustia.

Que violencia tan lenta
ser la vena de un árbol
ser un tajo en el tiempo
ser el vértigo de un destino
un muelle y no un puente
una cueva, no un túnel.

Que violencia el cierre
cualquier final que choque
contra un camino sin retorno.

La vida, por favor que no sea al final
un muelle sin embarcaciones
con tablas tan rotas que ni dejan recorrerlo
con gaviotas sin nombre anidando en la alfombra de su propia mierda,
chillando en los oídos aterrorizados de un balneario fantasma.

La vida, por favor que no sea al final
una cueva en esa misma playa del muelle y las centinelas cagonas,
una cueva hedionda a mierda de vagabundos marinos y de turistas con relajados modales
en que se atrevan a follar amores de verano y a pasar el rato drogadictos.
una cueva en la que los niños quieran fisgonear pero sus padres no los dejen
una cueva para las moscas, los zancudos, las arañas y los murciélagos.
una cueva para los gusanos, al final
donde se haya ido a morir un perro
y que los lobos de mar desprecien.

Que la vida no sea al final la cueva ni el muelle.
Que la vida no sea la vida
que no sea para morir ni descomponerse
que no sea para penas ni traición
un secreto cada día más gordo
creciendo como un tumor
silenciosamente violento
cuya metástasis haya alcanzado los huesos
cuya noticia destruya a una familia.

Que la vida no sea esperarte
ni celebrar ni olvidarte ni aprovechar
lo que entre tú y su comienzo se ofrece.
Que no seas tú ni comience nada.
Que no tengas nada que amenazar
ni empujar por la primera y única puerta
que se abrirá de nuevo jamás.
Que no se ofrezca ningún milagro
para que no sea nada tuyo.
Que la vida no sea al final un final.
Que no sea sin querer.
Que no sea un regalo ni un arriendo.
Que no se devuelva el aliento al aire
ni el cuerpo a la tierra o quemado al viento.


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