1 dic 2010

Interruptor

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Insomnio de Viernes a Sábado 9 de Mayo, 2009


Traté de comenzar algo varias veces durante la noche
pero no desembocaba, ni me dejaba llevar,
solo me quedaba preguntando
qué tenía que decirme
y cómo abordarlo.
Aunque sé que eso no importa
y que escribir va a ser siempre una pelea
contra la nada y el momento
que te dice cállate, nada vale la pena,
he decidido empezar de nuevo.
Lo que sucede es que mis sentimientos me sobrepasan
estoy demasiado abrumado
y decido fumar un caño.

Todo está tan triste,
a la nada hay que decírselo mil veces
y nada aún.
En cambio si fuera a ti,
se evaporaría al transformarse
el pensamiento en palabra.
Pero nada de eso importa
a esta hora.
Me parece,
que debería pasar este día en cama,
el insomnio me ha enfermado,
pero no tendré visitas, ni llamados.
Dormir todo el día,
nada más.

Tendremos las mismas preguntas
mañana, me digo
tratando de dar seriedad al asunto.
Pero no puedo creer la seriedad entre personas.
Sé cual hoyo seco es la prisión de uno mismo,
y por lo mismo, tratar de comunicarse difusamente,
decidir liviano la forma de comprenderte.
Sí con la máxima atención,
y el reparo, siempre preguntarte lo siguiente
sin ser weón claro está.
Uno de mis principales valores: la empatía.

Tareas,
hay que seguir
con el aire
con la angustia
llevarlos encima
dejándose aplastar
hasta desparramarse.
Que corran
la mugre y los líquidos
por la corriente tuya
y se lleven los recuerdos
del aire,
de la angustia,
hasta la cascada
de una tierra ahora plana.

No detengamos
nada
Cuando nos equivoquemos
olvidemos lo que fue correcto
Y volvamos a oler
un rostro extraño
amenazante
con cavidades disponibles
para cual globo ocular
que se inflará
próximo.

A quien pena,
no lo verán en los anuncios.
Estará esperando, nos hemos
embrutecido
y organizado
pacientemente
en una escalera
de penurias.
Nos han obligado
a resolver todo
antes de empezar,
a posponer nos han
propuesto vida
a cambio de la
que nos quitaron.

Por qué me comienza a dar sueño
quién me ofrece este trago
después de tanto malestar.
Qué lo demoró tanto,
un enemigo
o su propio mal desempeño.
Dormir, a estas alturas,
es un mensaje,
un invitación despiadada
y por pena.
Como si el anfitrión
se arrepintiera
de no haberme invitado
a su fiesta,
macabra.
Esta celebración,
anónima y
siempre en la pieza contigua,
será la cobarde razón de mi despido.
Debí explicar, que no he podido dormir en ocho horas,
habiendo empezado a tratar a las dos de la mañana.
Me siento culpable,
y perderé todo el día durmiendo,
como si estuviera enfermo,
pero sin nadie que venga a verme.

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