8 jul 2010

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Cuando recorro esta pieza siempre pienso en lo poco que recuerdo de mi vida, mas la cantidad de cosas que he acumulado me calman un poco. También pienso en el polvo que se ha ido instalando en las fisuras, en la alfombra, en las superficies altas ¡Cómo marca un compás entre los elementos! Escuché hace tiempo en un programa de televisión que un altísimo porcentaje del polvo de las habitaciones está formado por pequeñísimos pedazos de la piel que a su dueño se le cae a diario. Me hace gracia pensarlo, no como cuando me encuentro nudos de pelo y tengo que tirarlos. A veces prefiero pensar que experimentar. En ocasiones, adherido al pelo hay semen seco. Lo sé porque encuentro las weas justo donde tiro mi semen cuando me corro la paja. Piel, pelo y semen: lo que del cuerpo cambia más rápidamente. Me gustaría que alguna de las minas que traigo aquí lo pensara, el contacto que hace con mi cuerpo desde el momento en que entra. Que lo pensara mientras follamos y quisiera detenerse. Sería bueno que me lo explicara después, trataría de entenderlo. Algunas minas no quieren que las entiendan, sino mantenerte en el intento. No me quejo para nada. Ayer me desperté a las seis de la mañana junto a un cuerpo blanco iluminado por el sol que hace mierda mi pieza en las mañanas, María. Venía de un sueño terrible y no reconocí la situación. Ella se despertó también. Tenía la pintura de ojos corrida y se veía hermosa, no pensé eso entonces. Cuando nos miramos pregunté ¿qué? como si no creyera lo que pasaba. Volví a dormir, me lo contó más tarde en la misma mañana mientras la iba a dejar a su casa. Tenía que ir al aniversario del funeral de su abuelo, me hizo despertarme a las nueve cuarenta habiendo cedido por media hora. Lo aprecié, pero de todas formas una mierda. Odio ir a dejar por la mañana a las mujeres con que paso la noche. Además del disgusto que es levantarse temprano y tener que conducir con los ojos pegotes después de una noche de follar, durante el viaje se siente una extraña tristeza frente a lo efímero de una noche de esas, se deshace un nudo al soltarlo, nunca pensé que iba a ser tan sencillo desenredarlo. Al menos los pelos modificaron en algo su forma, lástima que ya se me habían desprendido del cuerpo. En fin, prefiero que se despidan en la puerta de mi casa, verlas caminar por la acera y volver a dormir.

Hoy me desperté con un feliz recuerdo de su cuerpo desnudo, asomándose pálido por la puerta para asegurarse que no hubiera nadie de mi familia que la viera en su ida al baño. Luego agradecí ya haber pasado por la mierda de ir a dejarla, estar solo y tener todo el día para revisar los hechos, escribir un par de poemas, escribir esto, qué se yo. Decidí faltar a clases para aprovecharlo. En la tarde quise llamarla para preguntarle como había pasado la ceremonia, pero no lo hice. Encontré el condón usado envuelto en una hoja de este cuaderno en mi cajón. Pensé que eso podría ser un buen poema, me arrepentí y lo boté.


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